Este capítulo de “Los genios de la fotografía” nos habla del
mercado del arte, y de la situación en la que se encuentra la fotografía.
Actualmente existen demasiadas fotografías, aunque no por
eso tienen menos calor económico, sino todo lo contrario.
Fotografías antiguas de autores como Robert Adams y William
Klein se han convertido en reliquias muy valiosas, sobre todo aquellas
fotografías llamadas “reservas”, que son copias que fueron sacadas en una fecha
muy cercana a la que se hizo la foto.
También han resurgido ciertos autores que durante muchos
años no fueron conscientes del valor de sus fotografías, como es el caso de
Alex Soth o Seydou Keita.
Por otra parte, China, “el gigante dormido” que hasta hace poco
tiempo usaba la fotografía solamente para propaganda y publicidad, está
despertando fotográficamente. Wang Qingsong fotografía los problemas de la
China moderna, pero en lugares que no pertenecen a China. Qingsong pretende
hacer una gran obra para el mercado del arte, criticando en ella precisamente
todo lo que supone ese mercado.
La gran diferencia entre la fotografía antigua y la moderna,
es la concepción de arte que se tiene de la fotografía moderna, esto ocurrió
gracias a muchas teorías y trabajos que introducían a la fotografía en el
concepto de arte. Martin Parr, un fotógrafo que reconoce buscar la fama desde
el principio y que ingresó en la agencia Magnum aun trabajando de una forma muy
diferente, supuso un cambio para la propia agencia y para la concepción que el
mundo entero tenía de la fotografía.
La fotografía evolucionó de esta forma gracias también a un
grupo de fotógrafos que en los años 80 empezó a hacer la fotografía tal y como
se pinta un cuadro. Cabe destacar a Jeff Wall, un autor cuyo medio es la
fotografía, y descubre la importancia del tamaño de las imágenes. Andreas
Gursky también hace fotografías a gran tamaño, sus tomas hablan de la
globalización, presentando varias capas que se asemejan a las composiciones
pictóricas. Gursky manipula sus fotografías en esa búsqueda de la perfecta
composición, como tantos otros fotógrafos lo han hecho antes.
En el siglo XXI la fotografía es lo que los fotógrafos
quieren que sea, mediante la manipulación y el control total de la toma, y
disponiendo de muchos soportes y métodos de fotografiar muy diferentes.
Sally Mann usa la técnica del colodión fotografiando a su
familia, aunque para ella la técnica no es importante, ya que considera que sus
fotografías son modernas y lo que le gusta del colodión es la sensación que le
produce. En el extremo opuesto a Sally Mann se encuentra Gregory Grewdson, que
hace fotografías escenificando el momento que él desea mediante un gran
esfuerzo cinematográfico, de hecho él se considera más un director de escena que
un fotógrafo. De esta forma Grewdson crea mundos subjetivos irreconocibles,
siendo estos una realidad aparente que nada tiene que ver con lo real.
Yo pienso que una fotografía debería de valer según su significado y su belleza. Basándome en mi gusto personal, y sin apenas un criterio fiable, me atrevo a subir a continuación las fotografías que para mi gusto deberían ser de las más caras del mundo.
Annie Leibovitz |
Ésta es la última fotografía de John Lennon con vida, escasos días antes de morir asesinado. No es que me parezca una gran fotografía, sino que para mi muestra una gran carga de sentimientos.
Nan Goldin |
Daguerre |
Seguramente a muchos de nosotros lo primero que nos viene a la cabeza al escuchar hablar de fotografía forense, es un tipo de imágenes más propias del género gore que del documental, y pese a que hay veces que en la escena de un crimen hay sangre, no es este el único foco de atención de este tipo de fotografía. Su objetivo principal es mostrar fielmente los elementos que conforman un escenario y que pueden pasar desapercibidos a simple vista y deben ser verificadas por un perito fofografias.
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